Desgracias

El otro día quede a tomar un café con un compañero de fatigas. El tipo me contó que se ha apuntado a un taller de creatividad literaria porque ahora tras la pandemia anda escaso de ideas. Voy a abstenerme de comentar lo que pienso sobre las razones que alegó.

El caso es que la conversación giró sobre el dichoso taller, en esas estábamos cuando me soltó:

—¿Sabías que lo hemos estado haciendo mal toda la vida?

Debo reconocer que ese momento desconocía a qué se refería, porque en mi vida he hecho mal muchísimas cosas, pero así de sopetón o me concretaba algo más o a saber de qué hablábamos.

—Tú y yo como escritores no somos de hacérselas pasar putísimas a nuestros protagonistas.— Soltó por su boquita en plan sentenciador.

Así que la cosa va de esto, de putear a los personajes que creamos. En ese momento pasó por mi mente alguno que otro que he matado con tortura incluida. Aunque los tiros, nunca mejor dicho, me temí que no iban por ahí. Le pregunté

—¿A qué tipo de desgracias te refieres, en concreto?

Me explicó que para llegar a un happy end, que por lo visto según él es conditio sine qua non para que te publiquen un libro, los protagonistas tienen que sufrir en cada capítulo de la novela, ahí es nada, una serie de desgracias alucinantes.

Mientras el compañero me explicaba su teoría se me estaba ocurriendo una idea y según me vino la cabeza se la escupí:

—Te refieres a que si la protagonista de mi novela es una pareja que quiere tener niños debe ser mediante un tratamiento de fertilidad. Por supuesto, el embarazo no lo van a lograr hasta que quede un solo embrión. La gestación va a ser un desastre, amenazas de aborto, parto prematuro y tal. Todo esto para la embarazada. Tanto si la pareja es hetero como homosexual tengo que hacer que al otro protagonista le suceda algo, no se va salir de rositas, lo mejor en estos casos en meterle un cáncer. Tras este desastre que lleva al borde del precipicio la estabilidad de la pareja me dirás, compañero, si en el taller que estás haciendo te aconsejan que cuando ella dé a luz, que es el happy end, el otro protagonista debe morir o salvarse— La preguntita de marras llevaba un tonito de ironía fina, debo reconocerlo.

En ese momento el compañero me miró, soltó un joder en plan te estás pasando un huevo. Después le pidió al camarero la cuenta como si el pobre hubiera prestado el peor servicio del mundo. Quiso pagar él solo y se marchó alegando no sé qué historia de tener que llevar a su hija pequeña a no sé qué sitio.

Allí me quedé sentada pensando en la ira con la que me había plantado cual geranio y en el planteamiento sobre si hacer pasar a los personajes por tantas desgracias juntas puede sentarle bien a nadie.

Galiana

Acerca de Galiana

Escritora, creativa
Esta entrada fue publicada en Galiana, Galiana Relatos, Literatura, Relatos y etiquetada , , , . Guarda el enlace permanente.

6 respuestas a Desgracias

  1. NATURALEZA Y VIDA dijo:

    Todo buen planteamiento te deja bien sentad@… todo está bien y nada está mal.. ese también es un buen planteamiento…puesto que el mal y el bien no existen, sólo son conflictos de intereses, lo que para tu compañero no está bien para ti puede estar mucho mejor, si estuviera mal no evolucionaría tu escritura…. posiciones bien dispares las que tenéis..muy creativo..

    Ha sido muy interesante esta lectura…gracias por compartirla..
    saludos naturales…

    Me gusta

  2. Hay una tendencia actual de dejar los finales abiertos hasta cierta medida. De esta forma el autor no se moja y el “happy end” o “no happy end” queda a discreción del lector. Personalmente no soy muy adepto de este sistema. Prefiero la conclusión definida y nítida, para bien o para mal. En cuanto a las torturas argumentales de los protagonistas, a veces innecesarias, creo que hay que tener cierto nivel de contención y saber, que aunque diga el refrán que las desgracias no vienen solas, tampoco es necesario acumular lo más oscuro del universo en sus tribulaciones. Es posible que de vez en cuando les demos un respiro, algo que permita reflexionar con calma sin tener que tomarnos un “lexatín”. Interesante post que invita a la reflexión creativa. Saludos u un abrazo.

    Me gusta

  3. Me gustan los finales felices. He leído historias que no tienen final feliz, se me viene a la mente el de cumbres borrascosas, siento que la historia y los personajes me decepcionan, como que no aprendieron nada. Pero sí me parece que los personajes deben pasarla mal, se me figura que es como lo que leí el otro día en facebook, de que cuando publicas que te va mal salen muchos amigos para comentarte, pero cuando publicas que te va bien, pocos te comentan…. ¿será?

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s