Enredando con las mascarillas

El Gobierno está perdiendo el relato de la pandemia a velocidad de crucero. Desde hace tiempo la población percibe que el Dr. Simón y la ministra Darías no merecen credibilidad alguna. No la tienen por sus continuos errores.

Es cierto que esta pandemia ha sido todo un cúmulo de ensayo y error en este país y en el mundo. Aunque algunos errores del Dr. Simón son tan espectaculares que no pueden acogerse a esa fórmula.

Es fácil recordar cómo al principio el Dr. Simón nos dijo que no era necesario usar mascarillas, aquí estamos más de un año después todos enmascarillados. Ahora se coloca delante de su atril y nos comunica que a finales de junio o julio podremos ir en exteriores sin ella, ¿algo precipitado, no? La decisión tal vez tenga que ver con el turismo y no con criterios sanitarios o científicos.

La tasa de incidencia acumulada en general ha bajado, eso no se lo discute nadie al Dr. Simón, como tampoco que hay millones de personas en todo el país ya vacunadas con una o dos dosis. El bicho sigue ahí y al menor descuido volvemos a las andadas. Precaución es un verbo que deberíamos aprender y no hemos aprendido, según parece.

El Dr. Simón se mete en charcos, está para eso, pero no es necesario que lo haga en todos. No tenía por qué explicar tan torticeramente como lo ha hecho por qué cree él que los vacunados con la primera dosis con AstraZeneca no han continuado el tratamiento con Pfizer, como así proponía el gobierno.

Los de a pie en temas científicos vamos lo justito, leer algunos leemos, y si el gobierno dice que tiene poco más de 600 muestras en el Instituto Carlos III con las que deduce que no pasa nada por mezclar las vacunas de los dos laboratorios, el mundo tiene millones de muestras para demostrar que seguir con el mismo laboratorio no provoca trombos. Ante esto el personal ha sabido qué hacer con sus miedos.

La respuesta masiva al uso de AstraZeneca no tiene que ver con una manipulación de los medios de comunicación, ni con científicos supuestamente pagados por laboratorios convenciéndonos de nada, ni siquiera con políticos que nos hayan dado la chapa. La cosa ha sido elegir entre un miedo u otro, y ante eso hemos aplicado la máxima de las abuelas que nunca falla, “virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. Ya que con AstraZeneca no nos pasó ni media, seguimos por ahí y punto final. Con todo el respeto del mundo los españoles somos bastante sencillos, si algo nos funciona no lo cambiamos.

El gobierno sabrá si le interesa perder el relato de la pandemia. Tal vez no pueda tener tantos frentes abiertos y este ya le haya dado por perdido, lo malo es que el bicho sigue ahí fuera.

Galiana

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Acerca de Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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6 respuestas a Enredando con las mascarillas

  1. JM Vanjav dijo:

    Yo creo que el problema que tenemos aquí es la falta de civismo y si no hay sanción no hay complimiento de la norma. Al comienzo de esta historia las decisiones acertadas o no del gobierno fueron dinamitadas desde diversos medios y por la oposición, la misma que veía mal blanco o negro. Toda esto crea una desinformación que no beneficia a nadie jugando con las vidas, Yo siempre he dicho que primero apagar el fuego y luego pedir responsabilidades, aquí echamos gasolina para que haya llamas no solo humo.

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    • Galiana dijo:

      Ahora mismo el personal ya no sabe a quien a a qué hacer caso debido a la contradicción en la información gubernamental. Esto conlleva que saldremos de esta más tarde y peor.

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      • JM Vanjav dijo:

        Mezclar política y salud contamina la información. De todas las opiniones, para mí la más imparcial y coherente ha sido la de la viróloga Margarita del Val, el resto han querido tener un protagonismo que no les correspondía haciendo toreo de salón. La responsabilidad que ha tenido este gobierno no la ha padecido ningún otro por lo que hacer comparaciones está fuera de lugar; esto al margen de que su gestión haya sido mejor o peor.

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