Nada nuevo se vislumbra en el horizonte después de la Conferencia Internacional de Paz celebrada en San Sebastián. La verdad es que desde este espacio esperábamos algo más porque para traer aquí a líderes mundiales que le pidieran a ETA dialogo con el Gobierno de España y Francia amén de la entrega inmediata de la armas no había que organizar tanta parafernalia. Una cuestión que parece ser se nos pasa por alto y sin ofender a nadie, todos los conferenciantes llegados a Donostia cobraron lo suyo por decir unas cuantas palabritas sin tener en cuenta que vivimos tiempos convulsos en nuestra economía.

Dejando a un lado los honorarios abonados a tan ilustres conferenciantes nos encontramos como antes de la misma, a la espera de respuesta. No somos tan inocentes como para pensar que “los de las pistolas” iban a aparecer por allí entonando un mea culpa unas horas después, ese nunca ha sido su estilo y sería un absurdo por nuestra parte caer en esa trampa habida cuenta los antecedentes existentes.

Estos tipejos sin escrúpulos han querido tener repercusión mundial exigiendo una Conferencia Internacional con líderes de cierta altura política para que los representantes de la izquierda abertzale, ataviados con traje y corbata, se hicieran la foto junto a quienes han estado al frente de otros procesos de paz y obtener así una legitimación internacional como interlocutores en todo este proceso de rendición total.

Todo les ha sido concedido, no vamos a entrar a juzgar si el Gobierno debe o no ceder a este tipo de exigencias porque cualquier Administración, por encima de colores, está en la obligación de hacer todo lo que esté en su mano para acabar con esta lacra que no lleva masacrando 35 años.

Tras el circo mediático y los titulares, a favor y en contra, tenemos esa dualidad que cada vez que se habla de negociación con los terroristas se nos presenta. Por encima de que ellos son los que marcan los tiempos desde hace tiempo, nos queda por saber si siguen “cachondeándose” de todos nosotros ante el mundo porque es más de lo mismo y en cualquier momento su respuesta es otro atentado grandilocuente para demostrarnos que siguen siendo “los putos amos”, o que esta vez será la definitiva y en breve veremos cómo entregan las armas como llevan amagando de un tiempo a esta parte.

Por supuesto que la rendición incondicional traerá consecuencias para todos porque el Gobierno aplicará el Estado de Derecho y no propondrá una amnistía generalizada ni una “ley de punto y final” para todos aquellos que hayan colaborado, de un modo u otro, con esta banda de asesinos desalmados.

Mientras tanto seguimos a la espera viendo pasar las horas en el reloj con el silencio por respuesta sin impacientarnos lo más mínimo porque hace tiempo que las democracia les derrotó y les ganamos la partida.

Galiana