¡¡¡Habemus debate!!

Por fin los dos partidos mayoritarios llegan a un acuerdo y no nos sustraerán el debate televisivo que a los ciudadanos de a pie nos gusta de presenciar en campaña electoral; aunque la verdad suena a algo descafeinado, a tener poca enjundia, e incluso a despertar poco o nulo interés dado la diferencia tan abismal que según los sondeos existe entre los participantes del mismo.

De aquí al 7/N los medios de comunicación se frotan las manos por unos días, so pena que los asuntos económicos se desmanden sobremanera, y podrán alejarnos de la Bolsa, de las Primas de Riesgo, de las escandalosas cifras del paro, de los ajustes reconvertidos en recortes, de todos esos temas con los que nos desayunamos a diario, incluido del fiasco de la Conferencia sobre la Paz celebrada en San Sebastián porque sinceramente para ese viaje no se necesitábamos alforjas.

El debate se celebrara en la Academia de la Tv, un lugar neutral apriori, ahora viene la lucha encarnizada por saber quién será el moderador, en esto las tv privadas y públicas, así como las emisoras de radio presentan candidatos.

Por encima del lugar de celebración o de quien sea el moderador hay algo que no debemos perder de vista, el hecho de emitir el debate entre el líder de la oposición y el candidato del partido en el poder no es más que un negocio muy lucrativo para las cadenas de tv. Ayssssss!!!! en que estaremos pensando para no darnos cuenta del dineral que todo esto genera y que es lo que de verdad importa a todo aquel que se dedica al business de la comunicación.

Dejando a un lado el lucro que obtendrán las tv por retransmitir el evento nos gustaría centrarnos en otras cuestiones que nos parecen algo menos banales.

No vamos a negar que tanto Rajoy como Rubalcaba han demostrado en el Congreso ser buenos oradores y por lo tanto el debate debería estar a la altura dialéctica que ambos han demostrado poseer; solventada la cuestión del espectáculo de la elocuencia nos centraremos en los motivos que han podido llevar a los dirigentes de campaña a elegir el día 7, es decir al inicio de la campaña, y no a mitad o en la recta final de la misma.

Podemos entender que en el PSOE sabedores de ser los perdedores y de la caída de la popularidad de Rubalcaba en el último mes, no confíen mucho en su candidato y opten por dejar tiempo entre el debate y la emisión del voto por si las cosas se tuercen poder reconducirlas, si es que a estas alturas del partido hay algo que se pueda reconducir.

En el PP hacen bandera de los sondeos y desde hace tiempo presumen de salir victoriosos el 20N incluso andan conformando el Gobierno donde algunos candidatos se pasan el día eligiendo Ministerio. Con estos antecedentes los motivos para organizar un único debate al principio de la campaña no son otros que las mismas razones que tiene el PSOE, no confían en que su líder no la “pifie” en el momento más controvertido y como se fían poco o nada de él le dejan tiempo para que sus asesores de imagen (léase perros de caza) tengan tiempo para enlodar al adversario un poco más de lo que ya está, o bien que los vaivenes bursátiles acaben de apuntillar al Gobierno de Zapatero.

Ante estas perspectivas damas y caballeros solo nos queda desear que el espectáculo de la oratoria entre los dos máximos aspirantes sea de su agrado. Por cierto eso de ignorar al resto de partidos no nos parece ni medianamente bien pero ese es otro tema sobre el que nos pronunciaremos largo y tendido en otra ocasión.

Galiana

Acerca de Galiana

Escritora, creativa
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