Parejas normales

—Vosotros no sois una pareja normal.— Me soltó mi madre hace un par de días cuando fui a visitarla a su residencia. Pensé que la cabeza se le había ido a no sé donde aunque ella, a pesar de la edad, siempre ha mantenido la mente lúcida.

La primera vez que lo dijo lo ignoré. Al marcarse un San Pedro no me quedó más remedio que preguntar. Era evidente que estaba queriéndome decir algo relacionado con mi mujer y no se atrevía.

—Madre, ¿cómo que mi mujer y yo no somos una pareja normal? Llevamos casados quince años.

—Hijo, yo no entiendo mucho de esas cosas.

Ese tipo de respuestas suele darlas cuando mi hermana le mete mierdas en la cabeza. Sabía, ella me lo acababa de decir, que había estado allí el día anterior y debía haberle estado calentando con una situación que había ocurrido en mi casa durante una cena por mi cumpleaños.

—¿Qué es lo que te ha dicho que te ha preocupado tanto?— le pregunté intentando parecer calmado.

—No le digas que te lo he dicho— Eso significaba que cuando saliera de la residencia iba derecho a su casa para acogotarla, como poco, por irle con cuentos como si fuéramos niños pequeños. Ya todos tenemos una edad para estas imbecilidades.

Después de prometerle que aquello no iba a salir de allí me contó.

Mi querida hermana le había dado una versión muy sui generis de lo acontecido durante la cena, poniendo el acento en hacerle ver que soy un pelele en manos de mi esposa, todo por que llegó tarde a la fiesta por el trabajo y ni se molestó en abrir con sus propias llaves pese a que sabía que yo estaría cocinando en la barbacoa. A mi hermana le había incomodado todo esto y, especialmente, que no me quitase el delantal y cualquier vecino hubiera podido haberme visto así.

A mi madre no le expliqué que no sólo aquella noche procedimos así en casa. No entendería que es nuestra conducta habitual. Mi mujer llega a la hora de la cena y yo la espero con el mandil puesto y la cena hecha.

Mi hermana le contó a mi madre que a los postres recriminó a mi mujer que era muy extraño que tocase el timbre para entrar en su propia casa, que no le parecía normal ese tipo de conducta. Por supuesto, al contar la historia se calló que había utilizado ese tonillo despectivo que a veces ponen las cuñadas.

A partir de ahí le dije a mi madre que parase de hablar para darle mi versión de los hechos.

—Ya sabes, mamá, tu nuera no es de las que monta un follón, pero tampoco le digas en su casa cómo tiene que vivir. Tras la reprimenda de mi hermana dio un trago a su cerveza y sin inmutarse le contestó:

—No te parece normal cómo he entrado en mi propia casa, en cambio sí que tú entres en la tuya con tus propias llaves, encuentres a tu marido en vuestra cama con tu vecina y montes un expolio que tenga que ir la policía. Aquí está él para corroborar cuanto digo— terminó la frase mirándole desafiante.

En ese momento, madre, mi hermana engulló un trozo de morcilla y respondió sacando orgullo:

—En mi casa manda mi hombre, se hacen las cosas como él dice.

Te reconoceré que al acabar la frase supe que había dictado su sentencia de muerte.

—Querida cuñada— sentenció mi esposa con ese tono que ponéis las mujeres y que mejor no escuchar jamás, bien sabes a cual me refiero, madre— Tu hermano me hace el café por la mañana, cuando salgo por la puerta le pongo la mano en la entrepierna y le digo “esta tarde hay siesta”. Cuando regreso por la noche ya ha hecho él todas las tareas de la casa. Así vivimos en esta casa, puede que no te parezcamos normales pero no estamos interesados en hacerlo.

Tras escuchar mi versión mi madre se quedó mirándome en silencio. Me sonrió y dijo:

—Ya era hora que en esta familia alguien pusiera en su sitio a la remilgada entrometida de tu hermana.

Galiana

Acerca de Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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7 respuestas a Parejas normales

  1. antoncaes dijo:

    Solo hay una cosa que me desagrada de este relato, y te voy a decir que es…. Que le eche la mano a la entrepierna, le diga que va haber siesta y no aparezca hasta la noche, con lo mal que se pasa con un dolor de …. ya sabes 🥚🥚. 😖😂😂😂

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  2. Me sorprende con qué facilidad de un hecho cotidiano sacas una historia. Como hayas tenido los hijos igual que los relatos, es que se te caen bonitos y si darte cuenta.
    Felicidades.

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  3. Pepe dijo:

    La señorita en cuestión es de armas tomar. Ya me estoy imaginando la Nochebuena en esa casa, debe ser apoteósica. Buen relato, Galiana 😊

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