Nos vendieron la UE como si fuera el Titanic, el barco más seguro para viajar por la ruta transoceánica, el más grande, el más lujoso, y donde solo podían pagar su peaje las clases más elitistas y algún que otro paría al que el capitán y los miembros de la tripulación debían ignorar como si no estuviera allí. El final del Titanic es por todos conocidos, el dichoso trasatlántico se hundió a la primera de cambio al chocar con un iceberg sin terminar siquiera su primer trayecto.
La UE al igual que el famoso barco se hunde mientras el capitán nos dice al pasaje, en connivencia con la tripulación, que podemos seguir disfrutando del crucero de lujo aunque deberemos soportar ciertas estribaciones y alguna que otra molestia debido a las inclemencias del tiempo, pero que tranquilos que no hace falta arriar los botes salvavidas porque la situación no es tan complicada como para tener que abandonar la embarcación.
La UE intenta evitar el hundimiento como buenamente puede siempre tratando de apaciguar a todos pero sin convencer a nadie. Alemania ya no sabe ni cómo salir de la que tiene encima, algunos de sus principales bancos están al borde del colapso con tanto vaivén bursátil mientras intenta evitar como sea que Grecia quiebre. Francia teme que el desaguisado de los helenos la deje bajo mínimos puesto que allí tiene invertido más de lo que ella quisiera.
En medio de todo este caos llegan los americanos como siempre echando un cabo. EEUU, inmerso en su propio descalabro sabe que la quiebra de la UE es algo que le va a salpicar de ahí que empiece a señalar con el dedo a los alumnos que no han hecho sus deberes, a los que aún habiéndolos hecho van a suspender, y a los que por mucho que estén bajo el protectorado de la maestra no van a pasar de curso.
Obama, el amigo de todos, no quiere dejarse arrastrar por la caída de la UE y previene no solo contra Grecia, que se convertirá para bien o para mal en el chivo expiatorio de todos, sino contra Italia por mucho que le estreche para la foto a Berlusconi la mano, o contra España a pesar que su esposa e hija promocionaran el turismo español hace un par de veranos.
Con todo este panorama tan desolador la pregunta del millón es cuando de una puñetera vez los políticos van a dejar de jugar a ser economistas y éstos van a empezar a hacer su trabajo dejándose de coquetear con la política.
A la espera de todo esto la ciudadanía se conforma con decir “madre mía, madre mía” sintiendo como el majestuoso Titanic que creían era la UE se va hundiendo cada vez más; una UE que ha chocado con un iceberg en forma de Bolsa cayendo en barrena y de una Prima de Riesgo que se eleva como un como un Everest . ¿Acabarán las oscilaciones de los mercados bursátiles con el idílico Titanic de la UE?.
Galiana