Esta crisis financiera va a poner en duda mucho más que el sistema político/financiero, se está llevando por delante la confianza y la esperanza
La confianza en proyectos como la unión económica que lleva años intentando la UE, porque tener una moneda común no es sinónimo de economía común. El euro igualó la moneda y todos quisimos participar del evento, solo los ingleses se abstuvieron y defendieron su moneda por encima de todo sin tener que abandonar Bruselas; ahí están, en la misma posición que han tenido siempre con una economía que soportando la misma crisis que Alemania o Francia es capaz de seguirles el paso.
Grecia al igual que otros países con economías débiles, Portugal, Irlanda, España o Italia, quiso ser como todos pero no estaba preparada para dar el paso.
En España nos acostamos aquel lejano 31 de diciembre pagando un café a 80 pesetas (menos de 1 euro) y nos despertamos abonando por el mismo café 1,20 euros (más de 166 pesetas). Desde ese día todo subió un 66% más, pero nuestros sueldos creo recordar aquel año lo hicieron en torno al 2%.
En Grecia, Irlanda y en Portugal pasó lo mismo, sus economías se confiaron al euro y la moneda no se ha comportado como ellos pensaron y además no era tan fuerte como la UE vendió.
Ahora Bruselas se plantea como salir del paso sin arrastrarse por el lodo pero para ello tiene un importante problema por resolver. Grecia se ha convertido en ese hermano al que le prestas dinero a sabiendas que no te lo puede devolver y eres consciente de ello porque tu dinero solo sirve para pagar los intereses de los créditos que tiene; el dilema consiste en darle más dinero o darle la espalda y no saber más de él.
Dije que esta crisis se ha llevado por delante la confianza y la esperanza. Demostrado queda que no podemos confiar en un “todos” porque a la hora de la verdad no rige el lema de los mosqueteros eso de “todos para uno y uno para todos” pero irrevocablemente esa falta de confianza en los iguales nos lleva a perder la esperanza.
Es evidente que fuera de la UE no se puede sobrevivir salvo que tuvieras una economía mucho más fuerte que Alemania y Francia juntas, y no se da el caso; también queda claro que Bruselas no ha aguantado un envite como este porque no está preparada para ayudar en la medida que los débiles necesitan.
Confianza y esperanza dos concepto a los que la crisis devora a pasos agigantados.
Galiana