Gallardón está dispuesto a hacer limpia en las calles del municipio que rige y que los demás copien a imagen y semejanza de Madrid; para ello no va a contratar un servicio de limpieza nuevo, ni va a mejorar el que ya tiene la ciudad porque no se trata de hacer que las aceras brillen como el suelo de nuestras casas, la limpieza a la que se refiere el Alcalde de la capital de España nada tiene que ver con eso, habla de sacar de las calles a las personas sin hogar, a “los sin techo”, a los indigentes.
Pretende que los Ayuntamientos de toda España, incluido Madrid, creen sin una dotación económica, así de la nada, por arte de magia o de birlibirloque, unos recursos asistenciales suficientes y gratuitos para que los espacios públicos no sean el hábitat natural de los necesitados. Gallardón como que todavía no se ha dado cuenta que la deuda de los municipios sobrepasa todo lo sobre pasable.
Obviando el tema económico y puestos a suponer que el Estado, las CCAA o quien sea dotara financieramente el proyecto la idea no está mal, ayudemos a los desprovistos, construyamos albergues para las persona sin hogar y de paso creemos puestos de trabajo para esos centros. Matamos dos pájaros de un tiro por un lado solucionamos parte del problema del paro y por otro hacemos una labor social magnifica.
La reflexión no es algo que se le ha ocurrido a Gallardón de la noche a la mañana en un momento de inspiración divina, este concepto lleva en los foros de los servicios sociales y asistenciales bastante tiempo.
El matiz diferencial de la propuesta del Alcalde de Madrid estriba en que hasta ahora las fuerzas del orden público y/o los técnicos en los servicios sociales no pueden obligar al mendigo a ingresar en un albergue sin su consentimiento, son libres de ir o de permanecer en la calle. En el hipotético caso que Gallardón sacará hacía adelante su propuesta “la gente de la calle” quiera o no quiera deberá estar en un albergue aunque sea contra su voluntad y a la fuerza; para ello alega razones como que la mayoría de los indigentes tienen enfermedades mentales y necesitan una asistencia social multidisciplinar y que por ello es urgente acometer a nivel nacional un proyecto de esta envergadura.
Vale que estemos en precampaña electoral, es comprensible que haya que hacer anuncios rimbombantes y tocar temas que afectan a la sensibilidad de distinguidos comerciante importunados por los mendicantes en las puertas y fachadas de sus establecimientos a quienes el Alcalde tiene que agradar para conseguir el voto; ¿será que no le salen las cuentas y donde debe haber no hay?
Ocho años gobernando Madrid, poniendo patas arriba las calles con licencia medioambiental y sin ella, construyendo una sede para el ayuntamiento tan grandiosa como el vacío en las arcas municipales y ahora le entra una preocupación desbordante por el uso privativo que hacen de un bien público como es la calle “los sin techo” .¿Estará esperando que le aplaudamos por su repentino amor por la limpieza y su escaso interés por la libertad de elegir donde quiere permanecer cada cual?
Galiana